Siempre han existido términos que reflejan las tendencias que orientan las características de los mercados. Actualmente no me parece un error decir que la tendencia del mercado en el que competimos es la innovación, por lo tanto, es obligado alinearnos y destacar en ella.
Pero, ¿qué representa la innovación? Si se busca el significado nos encontramos recurrentemente con dos palabras: novedad e introducción, aplicadas a un producto o servicio. Un caso innovador en su máxima expresión nos va a mostrar la presencia de un alto nivel de disrupción que incluye la creación de necesidades que el usuario está dispuesto a adquirir, generando con ello una red de valor con el potencial de agregar innovaciones incrementales a corto o largo plazo y un patrón de respuesta acelerado. Entendamos que no solo implica la generación de ideas llamativas sino la creación e implementación de soluciones verdaderas.
Al plantear la aplicación del concepto como una característica inherente a los objetivos de la compañía, podemos darnos cuenta que lograrlo representa un reto para todos. Para que se genere una sinergia entre los colaboradores en busca de innovación, es necesario que queden claros los resultados que se persiguen, las estrategias que se implementan y los recursos disponibles para lograrlo. Así, debe existir una coherencia entre lo que se quiere y lo que se hace para conseguirlo. Esperar los resultados dejando a unos cuántos la labor creativa sería como “pedir la carta a los reyes magos”. Debemos tomar la responsabilidad en todos los niveles.
Aceptemos el reto con entusiasmo planteemos pasos pequeños bien definidos que entreguen la satisfacción de obtener logros que mantengan encendida la ambición.
El esfuerzo participativo e inclusivo desembocará indudablemente en la creación de un equipo con grandes posibilidades de éxito ante el desafío, uno capaz de materializar la innovación.
Ing. Bertín Lagunas